Carta 2

Y es así. Han pasado noches duras desde la última carta q te escribí, acá las cosas esta igual que ayer. La misma calles recorre mis silencios y a veces no sé si estas volando por el cielo como puntos de luz,  tal vez no leas las cartas nunca, aunque en lo poco q te conozco se que las has recorrido las conoces y tal vez en ellas enrolles tus cigarrillos, ahora viajo dentro de ti y te aprisiono desde adentro, no sé si es verdad;

Pero intento creer que aun recuerdas mi soledad a medias, las veces que creí que estaba enfrentando todo y solo me escondía contigo. Solo me acercaba a ti para olerte y recostar todo mi mundo en tus mejillas entre tus piernas y con tu cabello amurallando mi llanto

No sé si aun sales los sábados y tomas algunas botellas de vino, tal vez no te importa y esta carta caiga olvidada sobre la q te escribí hace unos 15 días, pero he visto muchas cosas que tal vez tu hubieras querido ver.

Muchos haces de luz en las noches, la gente no los ve pero saben q están ahí solo los ignoran. ¿Recuerdas que un día lloramos junto al teléfono esperando que la vida me pateara más fuerte? Un día corriste y me dijiste  que me odiabas que te alcanzara si podía y yo corrí cuando en realidad debí volar

¿Cuando dormía y tu voz se me metía adentro?, recuérdalo soñaba toda la noche contigo y caminábamos carreteras impregnadas de soledades, de silencios a medias, sería imposible pero caminaríamos, llegaríamos solos y meteríamos la cabeza entre la tierra, quise besar tu amor pero no lo encontré, despedazaste mi mundo y  yo llore, ¿lo recuerdas?

Luego cada martes moríamos para resucitar en medio de los sudores matinales, besabas mis lágrimas y me decías, q te perdonara q no era tu culpa ni tampoco la mía, eso aun no lo entiendo. Dormías y yo fingía hacerlo. Sonreía porque un día envolví la eternidad y la deje adentro de ti. Estuve tranquilo esperando una señal que no quería ver bajar del cielo, y god bye my lover, good bye my friend, en realidad me había vuelto a dicto a ver tu vestido de flores bajar por tus hombros y luego ponerlo en su sitio. A caminar sin hablar mientras te aspiraba el alma en cada paso. No entiendo nada, me habría podido acostumbrar a amarte en silencio.