lunes, 9 de mayo de 2011

24


Y puedes ver como condiciona el viento  que camina por encima de nosotros, caminaba esa tarde y ella lo condicionaba todo, hasta los estornudos, que le gustaban desde adentro.
Y se sienta a tu lado ausente al viento, te regala entendimiento y sonríe como si te amara, te besa como si te deseara y siente tu alma esa larga ausencia que esta a tu lado, poniéndose y quitándose el sombrero.  Alejándose y acercándose, te brinda todo lo que la tarde y el amor te quitan, en un pasar de su mirada por el suelo, en un beso que se entrega sin limitaciones emocionales, sin eternidades ni momentos, ni kilómetros ni centímetros, solo miras el fondo del  sombrero que tienes en la mano y reflejas tu alma, mi alma roja que esa tarde se sentaba en mi pecho, mi cara que se incrustaba en un impulso y nos mordíamos, nos cortábamos la carne para sentirnos, para mordernos otra vez y darnos cuenta que estábamos allí, solo dispuestos a esperar que el viento no hiciera caer las gotas represadas en el árbol  y nuestros ojos no se cerraran, un concierto de voces de las personas que compartían el parque con nosotros.
Y el cabello aun se caía, los ojos a veces lloraban, pero la parafernalia que edificábamos cada dia 3 pm, se nos metia por los huesos y moriría con nosotros, nos encerrábamos en la abastraccion de un suspiro sin nombre, claro que lo sabíamos, no eramos uno para el otro, nisiquiera podíamos entablar una conversación coherente y pacifica solo nos acercamos y retiramos las miradas feas a un epitafio colectivo. Solo nos alejábamos algun tiempo para extrañarnos, pensarnos y alucinarnos.

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